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Un amplio análisis del aluminio como resistencia

09 de julio de 2024

No se puede exagerar la importancia de los materiales de resistencia en el campo de la ingeniería eléctrica y la ciencia de los materiales. La resistividad, o la tendencia a resistir el flujo de una corriente eléctrica, se considera un factor para la idoneidad de un material como resistencia. En nuestra vida cotidiana, el aluminio es un metal importante porque es liviano y altamente conductor; Por ejemplo, hay latas de bebidas y estructuras de aviones hechas de ella. Sin embargo, ¿el aluminio es una buena resistencia? Esto también requiere que entendamos algunas propiedades físicas asociadas con este metal en comparación con lo que comúnmente esperamos de las resistencias.

Conceptos básicos de la resistividad:

Se puede denominar la propiedad intrínseca que cuantifica la dificultad de una sustancia para permitir el paso de la electricidad a través de ella. Algunos materiales, como el carbono o ciertas aleaciones, tienen una resistencia eléctrica relativamente alta y, por lo tanto, se prefieren para su uso como resistencias. Por otro lado, los metales tienen resistividades bajas y, por lo tanto, conducen mejor la electricidad, lo que los convierte en malos candidatos para las resistencias.

Propiedades eléctricas del aluminio:

Este hecho hace que el aluminio sea tan popular entre los electricistas que lo usan para cablear edificios y líneas de transmisión de energía, ya que su baja resistividad (aproximadamente 2.82×10^-8 Ω·m a 20 ° C) indica que este metal tiene una conductividad eléctrica óptima. Como tal, naturalmente satisface una condición que deben cumplir los cables utilizados en cualquier circuito eléctrico: la mínima pérdida de energía debido al calor producido por la resistencia del conductor.

Por qué el aluminio no es una buena resistencia:

Por lo tanto, considerando su propia baja resistividad inherente, el aluminio no puede funcionar de manera eficiente como resistencia. Un elemento de resistencia debe crear un impedimento intencional en la conducción de corriente que convierta la energía eléctrica en calor. El hecho de que su conductividad sea alta significa que, en circunstancias normales, la corriente puede fluir fácilmente sin mayores restricciones, por lo tanto, no se disipará mucha energía térmica cuando se conecta erróneamente a través de fuentes de voltaje. Esto no es lo que debería ser una resistencia.

Materiales alternativos para resistencias:

Sus resistividades son significativamente más altas que las del aluminio y esto los convierte en materiales preferidos para su uso en resistencias. Por ejemplo, la composición del carbono, el óxido metálico y algunas aleaciones sirven como ejemplos [18]. En el caso de que estos materiales hayan sido correctamente formulados y diseñados, pueden proporcionar una amplia gama de valores de resistencia que facilitan un control exacto sobre el flujo de corriente y la división de voltaje en circuitos eléctricos.

Conclusión:

Por ejemplo, el aluminio, al ser altamente conductor con baja resistividad, no puede fabricar material de resistencia de alta calidad. Sin embargo, su punto más fuerte es la transmisión de electricidad con baja pérdida de energía, lo que lo hace ideal para el cableado o cualquier otra aplicación de tipo conductor. Por otro lado, los materiales de mayor resistividad, como los tipos de composición de carbono y los óxidos metálicos, son más aplicables en la fabricación de resistencias que necesitan ralentizar intencionalmente el flujo de corriente eléctrica y garantizar que solo la atraviesen aquellos electrones que pueden entregar razonablemente su energía sin calentarse. Por lo tanto, la respuesta a "¿Es el aluminio una buena resistencia??" pregunta será negativa porque hay que tener en cuenta muchos aspectos antes de elegir los materiales adecuados para cualquier aplicación eléctrica en particular.

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